El Kleric Blog

jueves, 9 de octubre de 2008

Apuntar alto... no se hacerlo de otra manera

Como les escribi anteriormente, llega un momento en que tienes q ir frontalmente por tus objetivos, eso hablará de que realmente estas decidido por algo, por ahí lei navegando un día... que la peor desición es la indesición, y es verdad, eso te lleva a cometer errores, y a probablemente ser derrotado sin nisiquiera haber podido pelear, pero eso no significa que no te vallas a equivocar si peleas frontalmente... la diferencia será, que podrás levantarte mostrando que todo lo que has vivido antes, todo lo que has pasado durante tu vida, todas esas lágrimas y noches de espera finalmente valieron la pena si las cosas tenian que ser finalmente como van a ser...que todo tiene sentido, que cada una de las pruebas descubres que fueron una leccion para aprender que debes decir, como te debes mover, que debes contestar o simplemente... como NO se hacen las cosas... Hoy no te puedo hablar desde el final de ese camino, pero lo que si te puedo decir hoy, es que finalmente el marchar de frente, solo con Dios a tu lado, provocará que se te valla el camuflaje, y todos verán que ahi estas, y se entenderá que ahi estuviste, y todos verán que es lo que buscas... y que finalmente... llego el momento...tu momento... tus amigos ya no podrán hacer las cosas por tí, solo podrán hacerte barra, y aplaudirte, y nadie podrá hacer nada en contra tuya, porque es Dios mismo quien va delante tuyo abriendote el paso... la era de los aliados habrá pasado, porque finalmente Dios es la única ayuda que nesesitaste siempre... 
Ahora... y lo que ya descrubres... es que el cambiar tu historia... era tan solo el principio, de la historia de tu vida... y si ha pasado por tu mente cambiar la historia de tu generación, si ha pasado por tu mente que en 50 años mas se enseñe como afectaste tu generación... te das cuenta que cambiar la historia de tu vida... y salir victorioso finalmente... es un buen comienzo...

miércoles, 1 de octubre de 2008

Dante Gebel - Soldado de Honor


Los soldados aguardan formados, en un respetuoso silencio.
Viven los mediados de la década del sesenta. Los Estados Unidos de Norteamérica toman una decisión geopolítica de importancia. Reemplazan militar y políticamente a la decadente presencia del imperio colonial francés en Vietnam.
Entre ellos hay padres de familia con sueños propios, con metas a largo plazo. También están los más jóvenes. Algunos con novias, a punto de casarse. Otros con grandes proyectos de estudios. Y los que no tienen a nadie, excepto este grupo de camaradas que van a la guerra. Quizá, algún día soñaron con formar parte de este ejército, a lo mejor, porque no pertenecían a ningún otro lugar. Pero se les nota, muy en el fondo de la mirada, que aún son demasiado niños, aunque vistan un impecable uniforme militar.
Como sea, todos tienen muchas cosas en común.
Sueños de libertad. Deseo de pertenecer. Sed de una buena batalla, aunque suene desconocida y esté demasiado cerca.
No son guerreros de alma, son apenas una rara mezcla de hombres jóvenes, que no conocían la guerra, y unos pocos mayores con cicatrices y galardones de combate.
Pero en definitiva, son hombres.
Y aguardan, formados en el imponente hangar aéreo, alguna motivación que les de un empujón hacia la batalla.

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En realidad es un duelo personal y sangriento entre estrategas del arte de la guerra.
Ahora el teniente coronel Hal Moore tiene que dar un discurso a sus soldados y sus familias en la víspera de su entrada en combate.
Entre ellos, escuchando a su marido, se encuentra la mujer de Moore, Julie, quien lo había visto levantado hasta altas horas estudiando libros de historia sobre masacres diversas, planeando una estrategia más segura para sus hombres, el Primer Batallón del Séptimo de Caballería, el mismo regimiento que comandó el general George Armstrong Custer.
El siguiente domingo, el teniente coronel Hal Moore y sus jóvenes soldados tomarán tierra en la Zona de Aterrizaje X-Ray, en el valle Ia Drang, una región de Vietnam conocida como el Valle de la Muerte.
Por eso el Coronel sabe que no será una tarea sencilla.
Moore observa a su tropa detenidamente. Y luego, lanza el desafío, y las únicas dos promesas que les podrá hacer.
-Esta no será una batalla fácil, acaso ninguna lo sea.
Pero sólo puedo prometerle dos cosas. La primera: Seré el primero en avanzar y el último en retirarme del campo de batalla. Y la segundo, les doy mi palabra de honor, que todos, vivos o muertos, regresarán a casa.
Otra historia similar. Israel, unos 1.010 años antes de Cristo.
Otro pelotón, otra tropa, pero con el mismo común denominador. Sed de nuevas batallas. Otra vez, el recurrente cuadro. Jovencitos, padres de familia, una decena de hombres de combate, cientos de novatos.
Y otro Teniente Coronel.
Este hombre tiene mil batallas y estrategias de guerra en su haber. Debe capturar Jerusalén de los Jebuseos y hacerla su capital.
El sabe que su fuerte liderazgo atrae a los jóvenes valientes y les inspira lealtad intensa, lo cual no es poco para comenzar.
Pero hay una sustancial diferencia con la historia americana. Esta vez, los soldados no esperan un discurso. Ellos son quienes van a hablar.
Un delegado, se cuadra delante del batallón, toma la palabra y levanta su voz, para que se escuche en todo el inmenso y desértico Hebrón.
-Aquí estamos, somos tu ejército. Carne de tu carne y hueso de tus huesos. Tus victorias son las nuestras y también tus derrotas. Aún cuando teníamos otro Jefe de las fuerzas armadas, eras tú quien nos sacabas a la guerra y nos volvías a traer. Como sea, siempre nos has traído de regreso a casa.
Las dos crónicas pertenecen a historias reales. La primera fue llevada a la pantalla grande de la mano del laureado director Randall Wallace e interpretada por Mel Gibson, en la famosa “We were soldiers” (Fuimos soldados).
La segunda está descrita en el capítulo 5 del segundo libro de Samuel, en el momento exacto que David es proclamado Rey de Israel, y en las horas previas a la toma de la fortaleza de Sión.
En ambas historias, aparecen los mismos muchachos que en cuestión de horas, sentirán el fragor de la batalla. Y coincidentemente, tendrán las mismas consignas. La lealtad de un ejército no se consigue peleando como una suerte de reconcentrado estratega que no se mueve de su bunker subterráneo y que como un lúcido e inescrupuloso jugador de ajedrez experimenta con sus hombres el poder real su enemigo. La lealtad, caballeros, se logra “siendo el primero en avanzar y el último en retirarse del campo de batalla”.
Como lo prometiera el Coronel Moore. O como lo hiciera, tantas veces, el mismo David. Inclusive, a éste último, más de una vez sus generales tuvieron que advertirle que no se expusiera demasiado. “Si te matan, David, apagarás la lámpara de Israel; déjanos pelear a nosotros”.
Es que no se comanda a una tropa desde el inerte escritorio de una oficina, o dibujando cronogramas en un pizarrón.
Por otra parte, es determinante, traer a la tropa de regreso a casa. La historia ha atestiguado de aquellos estadistas desalmados que han empujado a una nación a la guerra, con consecuencias trágicas. No traerlos de regreso, significa enviarlos a un suicidio en masa. Sin estrategia, sin coartadas, con armas arcaicas, sin un plan alternativo.
Quizá por eso, me fascinan ambas historias. Por sus consignas. Porque un ejército cuyo Comandante no los abandonará y los traerá de vuelta, es un batallón que traerá victorias a la bandera. Inclusive, más allá de los resultados. Porque las verdaderas batallas, no se miden por las tierras conquistadas, o las bajas enemigas. Sino por el valor de sus hombres.
Y tal vez por esa misma razón, escribo esta nota.
A través de estos años, la vida me ha topado con muchos líderes juveniles. Gente con sueños de multitudes, sedientos de victorias, con hambre de pelear contra una religión organizada que tanto daño le ha hecho a la creatividad Divina. Todos, sin excepción, con intenciones loables.
Pero he visto a muy pocos, con el código de honor del Coronel Moore o el Rey David. Y es gratificante saber que algunos, aunque muy pocos, cuentan con ese código militar divino.
Cada vez que el Señor me permite alistar a una nueva generación para la batalla, observo los mismos rostros de siempre. Muchachos a los que la vida no les ofreció la gran oportunidad de servir en una causa noble. Algunos con pocas o casi ninguna batalla significativa en su haber. Padres de familia, estudiantes, indoctos y profesionales. La mayoría, son apenas aquel grupo de “menesterosos, endeudados y marginados” que alguna vez encontraron en David a alguien que les devolviera su dignidad y los comprometiera con una causa.
Los soldados han esperado durante varias generaciones en respetuoso silencio. Obsérvalos con detenimiento. No parecen entrenados, no suenan confiables. Pero tienen lealtad, lo cual no es poco para causar una revolución militar.
Los jóvenes sólo esperan a Coroneles que no los envíen a la guerra con un simple plano de donde deben desembarcar. Están hartos de aquellos líderes que les dicen cómo pelear las mil batallas de la vida, desde el mullido sillón de una oficina. No los alentará oír otro sermón de cómo ganar. No los atraerá que sólo se les enseñe a pelear y plantar bandera.
Ellos necesitan un nuevo discurso. Alguien que les ofrezca el mismo código de honor de rey David o el Coronel Moore.
- Seremos los primeros en avanzar y los últimos en retirarnos del campo de batalla. Y todos, regresarán a casa.
Son pocos los que tienen el deseo vivo de salir a ganar a una generación junto a ellos. Reconozco esa llama sagrada. No abundan aquellos que no se han contaminado con el sistema apático y religioso, ni están detrás de un reconocimiento humano.
Son contados, aquellos que nos animamos a correr el riesgo de colocar el primer pié en territorio enemigo, con todo el precio de la crítica que eso conlleva. Orillando en la delgada línea de ser pionero y casi un mártir, por atreverse a caminar una milla extra.
Y también son muy pocos, aquellos que desean formar al ejército, brindarle el mayor arsenal posible, para que no queden tendidos en la arena de la batalla, sino que puedan estar de regreso. Para otras nuevas batallas.
Sin subestimar a nadie, recuerdo un viejo proverbio árabe que rezaba: “Un ejército de ovejas comandado por un león derrotaría a un ejército de leones comandado por una oveja”. Y se que en el Reino, hay muchos de esos potenciales leones, que puede transformar a un grupo de proscriptos a los que la vida dejó fuera de las grandes ligas, en valientes estrategas de guerra.
Me gusta cuando el ejército es quien decide los honores. Me fascina y llena mi corazón cuando el reconocimiento nace fuera del oficialismo religioso, y luego, a las grandes comisiones, solo les restará reconocer lo que el pueblo ya ha otorgado por mérito.
Debo confesar que soy adepto a que sea la prensa, los inconversos, o los mismos jóvenes quienes un día, en un contemporáneo monte de Hebrón, reconozcan a quienes los conducen a la guerra.
Es que los diplomas nunca enviaron a nadie a la batalla, necesariamente.
Esto recién comienza, pero hay un grupo de hombres, allá afuera, que reconoce a estos líderes jóvenes como aquellos que los han comprometido con una causa noble y por la que vale la pena pelear. Y es esa misma, la razón por la que me agrada escribir este artículo.
Y ahora, echa un último vistazo a la tropa. Como dije, algunos parecen niños. La mayoría son novatos, y muy pocos tienen experiencia de guerra. Pero poseen un denominador común. Un adjetivo que los hace, en algún punto, exactamente iguales.
Tienen una consigna de honor.


martes, 30 de septiembre de 2008

Riesgos & decisiones; el Momentum...

Normalmente una persona busca tener las circunstancias bajo control, lo ideal en las situaciones es tener todo visto como en un tablero de ajedrez, desafortunadamente no siempre es asi...en algun momento se da una circunstancia en la que debes tomar decisiones y básicamente podrian pasar cuatro cosas... 

1. Vas a esperar indefinidamente en una agónica incertidumbre.
2. Vas a ser derrotado por no hacer nada.
3. Te vas a rendir, o renunciar.
4. Vas a arremeter e intentar que las cosas pasen... signifique lo que signifique...
       * Hablo de propósitos y no de caprichos (no es argumento para justificar una tontera...)

bueno... te puedo hablar de las tres primeras... y te adelanto que aunque son acciones distintas obtienes un resultado muy similar, pues básicamente no haces nada... asi q podrias verla muy fea...


La cuarta opción es distinta, pero ojo, porque significa que levantaras tu espada y marcharas de frente, significa que todos te verán, y que cualquier cosa que hayas tratado de ocultar será descubierta, podrías ser atacado, podras atacar y defenderte, podrían murmurar en tu contra. Pero también deberían haber nuevas herramientas y posibilidades a tu favor, toda una nueva perspectiva y las probabilidades se vuelven a ordenar, ahora ya no dependiendo de las circunstancias, sino que dependiendo de las decisiones que tomes...  Ya la era de las primeras alianzas habrá termiado y veras nuevos pactos, verás que ahora... hay que hacer que las cosas pasen, no te voy a hablar desde dentro de la cuarta opción, pero lo que si te puedo decir, es que pase lo que pase, debes hacer las cosas pensando en que no se pueda decir ni en la tierra, ni en el cielo, ni debajo de la tierra que no lo intentaste lo suficiente... 




miércoles, 17 de septiembre de 2008

El Precio... y el aniversario...

Tienes un propósito.. que precio estas dispuesto a pagar para esto... les dejo la segunda parte de la historia que conté en el articulo anterior... esta parte no es tan bonita...

Despues de que todo ese terremoto pasó... y el monte que estaba delante de ti cayo porfín y se transformó en un camino, vez porfin la meta, vez porfin que ya no solo tienes la posibilidad de ser victorioso, sino que realmente ya casi lo puedes tocar, es como justo a tiempo...pienzas... porfin he llegado... tantos años... toda una vida... todo un año peleando, clamando, llorando, esperando, alomejor sufriendo, habian rendido fruto... pero que harías si tu objetivo, tu meta, podría afectar negativamente tu propósito, como la historia de abraham y su hijo... quien se tuvo que plantear "amas mas a Dios o a isaac"... ¿sacrificarias tu victoria?, ¿te rendirías a lo que más amas por pagar el precio y hacer algo significativo?...
esa es la decicion que nuestro personaje tuvo que tomar... esta decicion que marco su vida... y que seguro le abrira puertas, pero tambien tendra que sufrir, porque esta vez probablemente el angel no venga a detenerlo, y si tenga que sacrificar... su victoria... parece injusto, pero nuestro punto de vista... no es capaz de ver el todo... el que se entiende... en el momento preciso... pero si alguna vez te vez en esa situación... y decides ser valiente y renunciar a tu victoria.. solo quiero que sepas una cosa... todo... va a salir bien...

Pies en la arena....

No... no es la tipica historia de los pies en la arena...
Hace un tiempo dije.. la clave esta en plantar los pies en la arena... cosa que cuando vengan las olas... no te lleven... va  acostar... va a doler... las piedras te van a pegar en los pies... pero tu lugar... es ese... y lo que tienes que hacer es eso... las circunstancias pasan... y te das cuenta de que finalmente, cuando las cosas parecian perdidas... cuando la noche estaba osucura... nublado... amaneció... a lo mejor viste una terrible tormenta... una derrota inminente, pero te digo, donde hay un monte, alguien puede hacer un camino.... imaginate esta situación... derrepente pareciera que estas a punto de llegar donde anhelas llegar, donde tienes q llegar, donde has luchado por llegar, y en un momento aparece un monte delante de ti... que no puedes pasar, cuando las cosas no parecen ser peor... comienza un terremoto... no puedes arrancar porque ya no vez nada... todo se ha llenado de polvo (cosa normal en los terremotos..), en ese momento decides quedarte ahi.. si vas a morir... no va a ser huyendo ... y cuando parecia que no podia empeorar te comienzan a llegar piedras... y te has dado unas vueltas, asi que ya estas desorientado, aparte de ser de noche, aparte de estar todo lleno de polvo, y que ya hace varios minutos ya no sabes donde estas... las piedras comienzan a doler, y ya hay heridas... en ese momento, alomejor gritaste... "pense en un dia que las cosas podrian ser tan malas que finalmente podria darme por vencido... y no es porque sea facil, sino porque esta vez... si podria morir... pero hoy... no es ese dia... hoy me toca pelear hasta el final... no se podrá decir que no lo hice todo... no se podrá decir que no lo intente lo suficiente..."
Despues de gritar eso el terrmoto cesa... y dejan de caerte piedras, comienza a amanecer... y cuando el polvo se dispersa... te das cuenta de que ahora donde estaba el monte, ahora hay un camino... todo despejado... todo brillante...y la meta a la vista... la victoria... llego.. estas en la meta... llegaste... y finalmente... ya no es nesesario creer que eres victorioso... vive... tu victoria.. todo pareciera que toda la prueba fue solo para empujarte a algo mayor, a enseñarte a no redirte a enseñarte a vencer... que al final todo parecia un plan divino para que pudieras llegar a cumplir tus sueños.... y asi es....

 

domingo, 7 de septiembre de 2008

Cuando la probabilidad es un hecho...

Cuando la probabiliad te alcanza, cuando pensaste... existe una gran posibilidad que todas las circunstancias se pongan en contra mia, a pesar de que crees que puedes salir airoso... esta vez... en tan solo unos segundos, esa probabilidad es un hecho.
Jóven, como manejas esa posibilidad, pues si existe un 1% de ganar y tienes un 99% en tu contra... peleas, porque podrias ganar, algo puede pasar que te de la victoria, la esquiva y anhelada victoria, pero no estoy hablando de eso, estoy hablando de que hay un 100% de probabilidades en tu contra, estoy hablando de aquella ocacion en donde esa posiblidad deja de ser y se convierte en un hecho, en que vez esa nube como la de la foto, y te das cuenta de que ya no puedes escapar, y que la tormenta esta aqui, no sabes lo que va a pasar, la tormeta... comenzó.... Me pongo canuto para este ejemplo, pero es que no hay otro mejor.... Jesus.... existía un 100% de que el fuera muerto... todo estubo en su contra... los discipulos lo sabían... y de la noche a la mañana... es capturado... y luego es ejecutado... el habia muerto... dime... que posibilidad existia de que el volviera a la vida??... 0%... jamas se habia dado tal situación, en que alguien muriera... y resusitara.. una que otra historia hay en que alguien resusito, pero un hombre de Dios existio para ejecutar esto... este no era el caso... no habia nadie mas... Jesus era el protagonista... y habia muerto... ya no habia nada mas... Dime en tu caso... a lo mejor habian pasado sitaciones perecidas, pero esta vez apostaste mucho... y estas perdiendo.. de hecho ante la vista... perdiste...
existe una posibilidad... Jesus resusito... Dios lo resusito... Jesús hizo lo que tenia que hacer... estubo donde tenia que estar.... es esa la posibilidad fuera de la probabilidad... tu lo que debes hacer es estar donde se supone que tienes que estar, y hacer lo que se supone que tienes que hacer... cumplir tu propósito y seguir tu camino, pues si estas en el lugar adecuado... Dios dirá la palabra... y tu posibilidad, le ganara a tu hecho, y como Jesus resusitó.... tu victoria amanecera... despues de haber parecido... que habias sido derrotado....

lunes, 1 de septiembre de 2008

Pensamiento: Pagar el precio


Una vez un rey fue donde un dueño de un fundo... que era famoso porque producía los mejores productos... y este rey le dice al dueño, "como este fundo produce lo mejor, quiero ofrendarselo a Dios, por lo que quiero que me digas el precio justo que consideras que tiene tu terreno", el dueño del terreno lo mira pensando en lo que le acaban de decir, y le dice "Mi Señor rey, si este terreno quiere ofrendarselo a Dios entonces puede tomarlo sin pagarme, se lo doy", el rey le contesta "Vive mi Dios que no tomaré nada de lo tuyo, pues no me presentare a Dios con algo que no me haya costado".
A que quiero ir con esta historia, he hablado de victoria, he hablado de ir contra el viento y de ser alguien que marque la diferencia en un mundo que relativiza todo. Pero con todo esto, para obtener lo que hace que tu corazón lata mas fuerte, para poder ir por el sueño de tu vida, te encontraras que tendrás que esforzarte, ser valiente, te encontrarás que debes luchar y a veces llorar, a veces sufrir, a veces callar, esperar y ser sumamente paciente. Cuesta mucho, a veces no querras seguir, pero las circunstancias no son eternas, si te mantienes persistente, si entierras tus pies en la arena, en algún momento las aguas retrocederán, y en algun momento podrás caminar, y tomar por fin lo que con el esfuerzo y la paciencia has pagado...

Kleric